lunes, mayo 16, 2011

Chile y la energía, una ecuación no lograda.

Alejandro Jiménez Michaelis
Mayo de 2011
Chile necesita energía, qué duda cabe. Sin embargo, no es indiferente para qué y a qué costo. Cuando se analizan estos temas siempre aparecen aquellos que solo piensan en el aumento del PIB y dejan de lado lo verdaderamente importante, que es el ser humano, la calidad de vida y nuestro entorno que nos da la vida y que muchos creen que es ilimitadamente resistente a la destrucción.
Tradicionalmente hemos usado plantas térmicas e hidroeléctricas a partir del aprovechamiento del carbón y del agua, diseñadas y operadas por CORFO a mediados del siglo pasado. Sin embargo, vemos lo que pasa cada año seco con la hidroelectricidad y la contaminación que producen las plantas térmicas, incluso las más avanzadas a gas. También vivimos en las ciudades y en los campos la invasión de torres y cables que contaminan con su presencia. Lo que fue bueno hace 60 o más años no es bueno necesariamente hoy, ni en cantidad ni en calidad.
Hoy existen nuevas tecnologías y nuevas exigencias. Las necesidades no pueden resolverse a cualquier costo porque eso es inaceptable para los ciudadanos de hoy.
La matriz energética que creó CORFO cumplió y aún cumple una tarea. Pero debemos pensar en una matriz nueva, que vaya reemplazando a la antigua, para las nuevas generaciones de chilenos.
Hoy debemos tener la mirada abierta y creativa hacia las nuevas tecnologías no contaminantes. El sol, que tenemos en forma casi ilimitada al norte, no contamina ni se gasta, y permite generar tanto a través de los tradicionales paneles solares que en otros países encontramos en cada casa, hasta modernos sistemas de concentración solar. Las mareas, que tenemos en los canales del Sur con adecuadas diferencias de altura, permiten generar grandes cantidades de energía. Nuestros volcanes que tenemos a lo largo de nuestra cordillera nos pueden proveer de energía geotérmica a gran escala.
Estos componentes pueden incorporarse a la par que otras energías renovables no convencionales (ERNC) de uso más local, como pequeñas centrales hidroeléctricas de pasada, centrales eólicas, centrales a base de metano producido por nuestros propios desechos, etc.
Nuestro océano es también, además de la energía que puede generar, una excelente vía para constituirse en la columna vertebral de la distribución energética mediante tendidos submarinos.
Y cuando se trate de comparar precios tanto respecto a generación como a distribución de energía, debemos considerar también en el cálculo las externalidades. Estas son un costo de los proyectos, que si bien no lo paga quien lleva a cabo el mismo ni lo incorpora a sus tarifas, sí lo pagan los ciudadanos directamente o a través de sus impuestos.
Hidroaysén.
Nos enfrentamos hoy a la coyuntura de la aprobación ambiental de Hidroaysén y nos dicen que Hidroaysén es necesario. Otros que es imprescindible. La gran mentira de Hidroaysén y del gobierno es que dicen que es Hidroaysén o el caos, Hidroaysén o decenas de centrales a carbón. La verdad es que Hidroaysén ofrece proveer 2750 MW, inundando 59,1 Km2 que constituyen gran parte de los valles de la Provincia Capitán Prat en la patagonia chilena y requerirá 2200 kilómetros de tendido, casi enteramente aéreo, hasta Santiago, con la consiguiente pérdida de potencia por la distancia. Esto es tremendamente invasivo, sobre todo para una zona cuyo principal potencial es el turismo y además muy negativo para nuestro país en momentos que nuestra canasta productiva exportadora está teniendo un componente creciente de exportación minera, haciéndose indispensable para nuestra seguridad generar divisas desde otros sectores económicos, siendo el turismo un componente privilegiado.
Alternativas de muy rápida aplicación.
En otros países hace tiempo que existe la autogeneración de energía con el incentivo de la compra de los excedentes que se inyectan a la red, generando así energía miles de ciudadanos particulares.
Tampoco debe mirarse en menos la eficiencia energética, donde queda un amplio camino por recorrer.
Un solo proyecto, como el de Blue Energy en el Canal de Chacao puede proveer 3000 MW, sin inundar un solo m2 y requiere un tendido de solo 1000 KM hasta Santiago. Este proyecto nos ofrece un puente de yapa sobre las 200 turbinas Davis que se emplazarían sobre un terraplén. Esta obra se puede desarrollar en 3 años contra los 20 de Hidroaysén.
Por último, podemos complementar un proyecto como este con un tendido submarino entre Chacao y la desembocadura del Maipo, para seguir hasta Santiago con un tendido subterráneo que siga la ribera de este río, buscando así que todos nuestros ciudadanos, del campo y la ciudad, lleguen a los mismos estándares respectos a tendidos eléctricos que tienen hoy los vecinos de La Dehesa.