sábado, diciembre 29, 2007

Territorio, Ciudad y Desarrollo Humano.

Por un territorio equilibradamente aprovechado y una mejor calidad de vida para los chilenos.

1.- PALABRAS PREVIAS

Este trabajo aspira a crear conciencia acerca de la necesidad de un territorio nacional en el que los chilenos estén equilibradamente distribuidos, con ciudades a escala humana, con respeto a la naturaleza, con participación ciudadana, con servicios públicos de calidad, uniformemente emplazados y con respeto a los derechos urbanos, todo acorde a exigentes estándares ambientales y de desarrollo humano (Anexo 15).

Basados en la intuición sobre el bien, la verdad, la belleza y la armonía, podemos juzgar nuestras realidades y nuestro entorno, desarrollar visiones y formular propuestas para un desarrollo más humano y ambientalmente sustentable. No obstante, hay toda una experiencia del ser humano, que se ha ido desarrollando e integrando generación tras generación, configurando un conjunto de valores y principios compartidos, los cuales nos llevan a buscar un juicio común con relación al territorio y a la ciudad de la cual somos dueños en comunidad, y, en base a ello, elaborar propuestas para un desarrollo humano sustentable y armónico con el entorno.

Orientan nuestros objetivos principios como el respeto a la dignidad de la persona, la primacía del bien común, la solidaridad, la subsidiariedad, el destino universal de los bienes y la espiritualidad, todos principios antiguos y aceptados, aunque no necesariamente aplicados (Anexo 14).

Es así como nos hemos propuesto plantear un proyecto que plasme nuestros valores y principios en la construcción de un mejor país, más amigable con sus habitantes, con políticas públicas que velen por la felicidad humana y que consideren la participación organizada de la comunidad.

2.- NUESTRO TERRITORIO

Chile presenta un marcado desequilibrio en la distribución de las estructuras administrativas, de sus actividades productivas y de su población. Es así que tenemos una concentración de población en Santiago, 6.061.185 habitantes con el 40,1% del total de habitantes de Chile (Anexo 1). Asimismo están concentradas en Santiago actividades comerciales, industriales y administrativas, contrastando con Regiones relativamente débiles, ya sea en población y/o desarrollo económico. A esto se agrega una población urbana sobredimensionada y una población rural decreciente. Según el Censo de 2002, de los 15.116.435 habitantes del país, el 86,6% corresponde a población urbana, 13.090.113 de personas y 13,4% a la población rural, 2.026.322 de personas.

Este estado de cosas conspira contra la felicidad de los chilenos, fin último de todas las políticas públicas. Es contradictorio también con lo establecido en el art. 3º de la Constitución Política de Chile.

Esto se ve reflejado en una ciudad como Santiago, con buenos colegios, consultorios y hospitales, cines, teatros y bibliotecas, pero con demoras agotadoras para desplazarse, “guettos” en los suburbios y aire irrespirable, unido a una situación de “stress” generalizada.

“…en materia habitacional debe seguir reduciendo el déficit cuantitativo de viviendas, junto con mejorar los barrios en que habitan los más pobres de la población.” Informe 2007 de OCDE sobre Chile.

Como contraste tenemos regiones con colegios de inferior calidad, consultorios y hospitales de menor complejidad (hay incluso lugares en que estos servicios los presta Argentina), sin mayores actividades culturales o recreativas, sin adecuada cobertura caminera, fluvial, lacustre o telefónica y con potenciales inexplotados, y especialmente sin proactividad del sector público para revertir drásticamente esta situación, todo lo cual desincentiva la permanencia o llegada de población.

Por otro lado, muchas políticas públicas, por muy bien intencionadas que sean, no están solucionando o tendiendo a solucionar los problemas de Chile, ya que van orientadas a ir resolviendo problemas puntuales o sectoriales, con el agravante que son problemas diagnosticados con fecha anterior, lo que hace que las soluciones siempre van orientadas a solucionar problemas que ya son mayores o distintos que los remedios que se implementan. Ejemplos patentes de este aserto son las campañas de descontaminación de la Región Metropolitana, tendientes a disminuir los diferentes contaminantes, o las autopistas urbanas tendientes a disminuir las congestiones vehiculares o los lugares a los que llega el Transantiago, determinados por encuestas de origen-destino obsoletas.

Hay quienes sostienen que todos estos problemas los puede solucionar el mercado, que los chilenos son “grandecitos” para saber donde vivir y donde trabajar o estudiar, recrearse o atenderse sus enfermedades. Pero esto es una gran falacia. Si el mercado no ha sido capaz de “chorrear” excedentes para los más pobres, tampoco será capaz de solucionar estos otros problemas.

Los hechos descritos en este trabajo deben ser analizados como oportunidades y no como problemas. Los datos deben ser analizados como lo que son, datos. La mirada abierta debe preguntarse si es verdad que la proyección de estos datos requiere las soluciones que mitiguen las consecuencias que estos generan o si es posible actuar para que la realidad sea distinta a las proyecciones y por ende sean otras las soluciones. Para ejemplificar, debemos preguntarnos si la cantidad de habitantes de Santiago, la cantidad de contaminantes y la cantidad de vehículos que circulen por Santiago en 10 años más son hechos inmutables con los que hay que tratar de convivir en la mejor forma posible, mitigando las consecuencias que generen estos hechos inmutables, o si podemos modificar este futuro actuando sobre las causas del problema.

Una visión de país de largo plazo debe considerar una distinta forma de mirar la política y el desarrollo, que incluya entre otras, consideraciones geográficas, geopolíticas, demográficas y económicas hasta ahora no observadas.

1. Consideraciones geográficas. Debe considerarse las diferentes realidades climáticas y topográficas, unido a las potencialidades económicas. En base a lo anterior debe incentivarse los asentamientos urbanos necesarios, ligados a nuevas actividades económicas, o desincentivarse en el caso de Santiago. También debe considerarse el calentamiento global y la influencia que en este tiene, al nivel nacional, la disminución del volumen de los glaciares, la pérdida incesante de aguas dulces en el Océano Pacífico, la deforestación creciente y el avance de la desertificación (Anexo 9).

2. Consideraciones geopolíticas. Debe considerarse la existencia en Chile de “hinterländer” o fronteras interiores, zonas despobladas y carentes de actividades económicas relevantes, además de zonas limítrofes sensibles, para iniciar por allí los incentivos (Anexo 8). Además debería considerarse ejemplos de crecimiento asimétrico en nuestra Patagonia y la Patagonia Argentina. Ciudades vecinas como Futaleufú, en Chile y Esquel, en Argentina, tienen respectivamente 1800 y 30.000 habitantes. Por su parte, Puerto Williams tiene 2500 habitantes y Porvenir 5400, ambas en Chile, frente a Ushuaia, 46.000 y Río Grande, 35.000, en la Tierra del Fuego Argentina.

3. Consideraciones demográficas. Debe considerarse proactivamente la distribución equilibrada de la población en el territorio, lo que implica una variación del mapa administrativo con alrededor de 6 Macrorregiones tendiendo hacia una población de no más de 3 millones de habitantes cada una, lo que considera poblar las demás macrorregiones y despoblar Santiago hasta una escala humana (Anexo 2). Las variables demográficas deben ser analizadas para buscar soluciones políticas que incentiven la migración hacia las Regiones más despobladas y beneficien la calidad de vida, en lugar de ser consideradas en forma fatalista como hechos con los que hay que convivir irremediablemente (Anexo 5).

4. Consideraciones económicas. Debe considerarse una visualización de las potencialidades productivas de cada Región, con el fin de entregar los incentivos adecuados para que se produzca la afluencia de capitales y población, junto a los servicios de educación, salud, vivienda, cultura y recreación. Estos servicios deben ser de calidad similar a los mejores de Santiago en cada macrorregión.

5. Otras Consideraciones. Creación de ciudades. Se debería estudiar lo sucedido con la creación de ciudades como Las Vegas, en Estados Unidos, y Brasilia, en Brasil. En ambos casos se pobló zonas estratégicas, con un fin económico en un caso y administrativo, en el otro. Además, en el ejemplo brasilero se ayudó a descomprimir Rio de Janeiro y Sao Paulo (Anexo 10).

Otro ejemplo que se podría estudiar es el de la multinacional Nokia, nacida de la actividad de los fabricantes de cables eléctricos en un pueblo de Finlandia, Keilaniemi de Espoo.

Proposiciones a Nivel Nacional

Organizar el país en Macrorregiones que tiendan a un desarrollo económico, peso poblacional y territorio relativamente equivalente, meta a lograr en un período mínimo de 10 años.

Si uniéramos las Regiones de Arica, Tarapacá, Antofagasta y Atacama en una Macrorregión del Norte Grande, Coquimbo y Valparaíso, en una Macrorregión del Norte Chico, O’Higgins y Maule en una Macrorregión de Centro, Bío Bío, Araucanía, Los Ríos y Los Lagos (sin Palena ni Chiloé) en una Macrorregión del Sur, y las Provincias de Palena y Chiloé, más Aisén y Magallanes en una Macrorregión de la Patagonia, dejando la actual Región Metropolitana, se podría elaborar una secuencia de acciones para lograr equilibrar los habitantes en alrededor de 3 millones de habitantes por Macrorregión y un PIB de alrededor de 10 millones de millones de pesos por Macrorregión (Anexo 2).

Si consideramos alrededor de 17% el ideal de habitantes, superficie y PIB por Macrorregión, la que más se aproxima a este ideal vivible en este momento es la Macrorregión conformada por Bío, Bío, Araucanía, Los Ríos y Los Lagos (anexo 11 y anexo 13).

De ninguna manera debería jibarizarse Regiones por rivalidades entre ciudades, como se acaba de hacer en la Región de Tarapacá, por las rivalidades entre Arica e Iquique, o con la Región de Los Lagos, por las rivalidades entre Puerto Montt, Valdivia y Osorno. Así jamás serán un contrapeso de Santiago; y eso conspira contra ellos y también contra Santiago.

Con una visión geopolítica, las Macrorregiones a privilegiar, como primera prioridad deberán ser las del Norte Grande y de la Patagonia, con un 7,8 y un 1,6% de población, respectivamente, las que coinciden con los conflictos limítrofes y con los extremos del país.

b) Idear políticas públicas de fomento y de incentivos tributarios que logren el establecimiento de fuentes productivas, y por ende de población, en las zonas de fronteras interiores. Para esto se deberá atraer capital interno o foráneo en condiciones preferenciales, condicionado a la creación de polos de desarrollo nuevos. Ello implica restringir su acceso a la compra de entes productivos actualmente existentes. Implica, asimismo, buscar actividades que permitan dar valor agregado a las materias primas y a las potencialidades presentes en las diferentes macrorregiones, incentivando la elaboración de productos más sofisticados en las cercanías de donde son producidas las materias primas. Crear, por ejemplo, una ciudad de las conservas de fruta, o de las conservas de pescado, o de los muebles, o del esquí, o del cobre. Todo esto con miras a exportar productos con mayor valor agregado.

c) También, deberá privilegiarse el acceso a la vivienda social, con subsidios mejorados, en los lugares en que se establezcan estos polos de desarrollo, unido al establecimiento de buenos servicios públicos de salud, educación, transporte, comunicaciones y otros. Las viviendas sociales deben considerar las variables climáticas y urbanísticas, de tal forma de constituir lugares gratos para vivir.

d) Se debe mejorar los estándares de construcción de viviendas a niveles acordes a nuestro desarrollo. Ya no es aceptable que el sector público construya viviendas con áreas grises en lugar de verdes, que no entregue un reglamento de copropiedad y un Comité de Administración constituido, que no consideren en los diseños la posición del sol o el régimen de vientos o de lluvias al que están expuestas las villas de los pobres del país.

e) Los estándares de las obras públicas también deben mejorar sus niveles y considerar las externalidades que producen. No es aceptable que los recarpeteos de calles dejen un bache en cada alcantarilla o que las autopistas creen zanjas que separen barrios y no consideren a los vecinos a ellas.

f) El régimen de propiedad privada y las normas de construcción deben garantizar el acceso universal a las altas cumbres y orillas de río, lagos y mar, y las normas de construcción deben cautelar que cualquier construcción se debe efectuar tras una calle o camino costanero de uso público, que garantice el derecho a acceso y a vista.

g) Crear los incentivos adecuados para que las zonas rurales mantengan su población y no aumenten la proporción de habitantes de las áreas urbanas. Lo mismo en las áreas que ocupan etnias originarias, donde, especialmente en el Altiplano se está produciendo un creciente despoblamiento.

h) Crear incentivos paralelos para el despoblamiento gradual de Santiago, impidiendo el crecimiento de las zonas rurales y precordilleranas absorbidas por la ciudad. Como primera etapa lograr que la migración hacia Santiago se detenga y luego tender hacia una población de no más de 3 millones de habitantes. La migración industrial hacia las Regiones debería ser fomentada, en especial hacia aquellas donde esté la materia prima que empleen.

i) Luchar con todas las herramientas disponibles contra la desertificación a lo largo de nuestro territorio. Sin perjuicio de las plantaciones comerciales, es indispensable reforestar con arbustos y árboles nativos. Iniciativas como las de la Pampa de Tamarugal o las de Aisén deben ser sostenidas y aumentadas.

j) Mejorar la conectividad del territorio. Si bien hay avances importantes, aún hay inmensas zonas del territorio sin adecuado acceso. Para esto también se requiere una mirada creativa y no desechar proyectos al primer obstáculo. Por ejemplo, la conectividad entre Aisén y Magallanes a través de la apertura del Istmo de Ofqui se abandonó en 1943, después de iniciada la construcción, por falta de financiamiento y hasta el día de hoy descansa en los cajones del MOP. Asimismo, el proyecto alternativo de puente y central mareomotriz para unir Chiloé al continente ni siquiera fue estudiado por el MOP y ofrecía solucionar dos problemas en uno, siendo más económico que la alternativa de puente desechada.

3.- SANTIAGO Y SU ENTORNO.

Santiago es una conurbación de más de seis millones de habitantes, que abarca una superficie de unos 40 Km.2 en el llamado Gran Santiago (Anexo 3).

Durante las últimas décadas, la ciudad se ha ido “comiendo” terrenos agrícolas y precordilleranos. Esto se suma al hecho que nuestros antepasados deforestaron los montes de los alrededores, produciendo una zona semidesértica entre Santiago y La Serena, situación que se ha revertido en escasas partes, merced a una mejora agrícola y alguna reforestación escasa.

Esto se ve agravado por la situación de valle encerrado que impide una adecuada ventilación y que tiene a los habitantes urbanos de Santiago asfixiados por la contaminación de su aire.

En Santiago…“los episodios de contaminación atmosférica continúan. Las condiciones geográficas, meteorológicas y el aumento de la población… seguirán siendo los parámetros que determinen esta cruda realidad. Además preocupantes resultados científicos sobre modelaciones hechas a partir del calentamiento global pronostican oleadas de calor en el norte y centro del país en las próximas décadas. Así podemos prever que estas nuevas condiciones climáticas vendrán a intensificar estos episodios de contaminación… Por ello, es perentorio mantener y preservar las actuales áreas rurales… en vez de propiciar su densificación poblacional.” Dr. Raúl Morales Segura,

Pdte. Soc. de Química Ambiental y Prof. Titular de la U. de Chile.

Diario La Tercera. 20-5-07.

También se ve agravado por el centralismo político y económico que atrae población, sobrepasando ya al 40% de los habitantes de Chile.

A pesar que la solución va por el lado de despoblar Santiago hasta niveles de población vivibles, mantener los cordones agrícolas y crear cordones forestales, las políticas del Ministerio de Vivienda han estado orientadas a crear zonas de expansión urbana y densificar, lo que conduce a aumentar explosivamente la población y violenta los derechos adquiridos de los residentes actuales con desplazamientos indeseados y con la desaparición de las vistas y del derecho al sol.

Es así que la política implementada ha traído las consecuencias por todos conocidas, una ciudad contaminada, una ciudad con “guettos”, una ciudad crecientemente insegura, una ciudad con vías congestionadas, una ciudad con déficit de parques, una ciudad donde sus habitantes deben recorrer grandes distancias para llegar a sus lugares de trabajo, a centros especializados de salud y a sus lugares de estudio. También ha traído un incremento desmedido en el precio del suelo y la desintegración de los barrios. En resumen, una ciudad con menor calidad de vida, en la que vivir se hace desagradable.

El estudio Marca Ciudad de Santiago, elaborado por Feedback, con una muestra tomada en Santiago, indica que un 71% estima que la mayoría de los habitantes de Santiago tiene una mala calidad de vida y un 71% de los encuestados se iría a otra ciudad de Chile si tuviera la oportunidad de hacerlo.

Jueves 25 de octubre de 2007. El Mercurio Online.

La Densificacion. Esta, carente de una adecuada planificación, está entregada absolutamente al mercado. Esta forma de densificar o reurbanizar está creando serios problemas colaterales, a saber: la aparición inorgánica de edificios, las casas isla y las casas afectadas por conos de sombra, los desplazamientos de la población más carenciada hacia la periferia, el colapso del equipamiento urbano, especialmente alcantarillado de aguas lluvia y vías urbanas, además del colapso de las pocas áreas verdes y de los servicios de seguridad. Y presenta un fenómeno adicional. La “reurbanización” tiene todos los inconvenientes y ninguna de las ventajas de la “urbanización”. Y al construir sobre los paños que consiguen, con escasas limitaciones sobre la constructibilidad, muchos paños intermedios no son negocio, por lo que las inmobiliarias se retiran una vez que se ha acabado el “filete”, dejando barrios destruidos. También han fracasado las políticas relacionadas con renovación urbana, ya que han incentivado los desplazamientos de población pobre hacia la periferia, con el consiguiente desarraigo.

Vías Urbanas Concesionadas. Estas están invadiendo la ciudad y constituyen una buena solución para mitigar ciertos problemas de desplazamiento vehicular. Sin embargo, los grandes beneficiados son las empresas concesionarias. Esto debido a la concepción del negocio, que no considera a los usuarios y menos a los vecinos no usuarios.

Algunos de los problemas que se originan a los usuarios están dados por temas como accesos y salidas mal concebidas, que hacen perder parte importante del tiempo ganado, falta de una adecuada interconexión de las distintas vías entre sí, lo que obliga a pasar de una vía rápida a una congestionada, para tomar varias cuadras después un acceso a la otra vía rápida que la cruza e inexistencia de bermas o lugares de detención ante emergencias.

En cuanto a los no usuarios hay una falta de respeto absoluta. La ciudad está llena de muros que impiden a los peatones acceder a lugares ubicados a pocos metros, debiendo recorrer grandes distancias llenas de obstáculos para la gente más anciana o impedida. Para los vehículos también hay una desconsideración absoluta. Grandes distancias para llegar a lugares cercanos. Además las vías preexistentes están llenas de situaciones de angostamiento repentino de pistas, lo que causa evidentes situaciones peligrosas para la conducción.

El metro tampoco escapa a los defectos anteriores, ya que por razones económicas se ha privilegiado extensas zonas de vías elevadas o en superficie, en lugar de vías subterráneas, todas las cuales, más temprano que tarde, será necesario demoler.

Las variables deben ser miradas como oportunidades y no considerar que el futuro ya está escrito. Hoy vemos señales equívocas al respecto. El Ministro de Obras Públicas nos dice que de aquí al 2015 van a circular dos millones de vehículos por Santiago y entonces para esto debemos paliar la situación con mejor locomoción colectiva para no usar los vehículos y mejores carreteras urbanas para dar cabida a los vehículos, pero que eso igual no resolverá el problema. Pero además debemos densificar más cerca de las carreteras urbanas para que el negocio se financie (La Segunda, 30-11-07). No. Lo que se requiere es mejorar la locomoción, hacer las carreteras necesarias para mejorar la conectividad, pero en paralelo, actuar para que disminuya la población de Santiago, para que disminuyan los automóviles que circulan, que mejore el medio ambiente, que se integre la población en las Comunas y respetar los barrios consolidados. Implica, por tanto, planificar la solución de los problemas.

Proposiciones para la Región de Santiago.

1) Incentivar la migración desde Santiago a Regiones.

2) Congelar el crecimiento de Santiago hacia la precordillera y hacia el cordón agrícola.

3) Sacar de la cuenca de Santiago todas las industrias que contaminen el aire, el agua y/o produzcan altos niveles de ruido.

4) Construir grupos de viviendas y equipamiento urbano para los grupos socioeconómicos más carenciados, a la par que para los sectores más pudientes, en cada comuna del Gran Santiago, buscando producir la integración social. Las viviendas sociales para los hijos de los pobres y para aquellos pobres que deban abandonar sus viviendas sociales o de autoconstrucción para remodelar sectores, deben construirse en las mismas comunas en que residen, evitando a toda costa los desarraigos.

5) Densificar en paños de terreno lo suficientemente grandes para evitar conos de sombra y casas isla, debiendo medirse los impactos ambientales que creen estas edificaciones. Reurbanizar en una unidad básica no menor a una manzana, de tal forma de provocar grupos armónicos de viviendas, con parques y estacionamientos suficientes, cuidando además las externalidades que se generen en relación a las manzanas circundantes.

6) Mejorar el equipamiento de servicios públicos en las Comunas. Hacer una mejora en mayor calidad y equiparidad en los Consultorios y Colegios de cada Comuna, con el fin de evitar viajes innecesarios, logrando que los pacientes y los estudiantes permanezcan en sus Comunas, buscando descomprimir al máximo las vías y los servicios de locomoción.

Según el Ministro de Educación del estado alemán de Baden Württemberg, Peter Frankenberg “la política educacional va a la par de una política de integración a nivel de las ciudades, evitando que se formen ghettos.”

La Tercera, junio 11 de 2007

7) Mejorar los estándares de las obras públicas. Esto implica reestudiar el negocio de las autopistas urbanas, haciéndolas amigables para los usuarios y no usuarios. Implica también que cualquier extensión del metro sea subterránea.

8) Es imperativo detener la creciente desertificación de la Región Metropolitana. Plantar a un ritmo de 1 millón de árboles anuales en la Región desde ya. La meta del Gobierno Regional (Cuenta pública 2006 del Gobierno Regional de Santiago) de plantar 100.000 árboles este año 2007 para llegar el 2011 a 250.000 árboles es claramente insuficiente. En unos años más el agua será un bien extraordinariamente escaso si siguen las actuales condiciones globales. Nuestro mayor aporte puede ser invertir en árboles y usar hoy el agua en regarlos, la que se multiplicará por el solo efecto de esta medida, sumada a la construcción de embalses que eviten la llegada indiscriminada de las aguas del Río Maipo al océano (Anexo 6).

9) Aumentar dramáticamente la cantidad y superficie de los parques urbanos, privilegiando dar continuidad a un gran parque sobre las orillas del río Mapocho, a lo largo de todo su paso por la ciudad en ambas orillas.

4.- CONSIDERACIONES FINALES

Considerando que el desarrollo urbano que se está realizando hoy en nuestras ciudades en la mayoría de los casos es legal, debemos provocar los cambios legales que se requiera para que estas medidas puedan aplicarse. La necesidad de cambios es urgente, porque además de lo legal nos enfrentamos a lo que está al filo de la legalidad, a los “hechos consumados” y a una larga lista de etcéteras donde siempre pierde el chileno “de a pié” (Ver anexo 7).

Para los temas de ámbito territorial deberemos buscar alinear las políticas sectoriales de vivienda, de obras públicas y municipales, de salud ambiental, salud primaria y educación, de economía, de agricultura y de medio ambiente.

Esto implica devolver a Mideplan las facultades de planificación y coordinación intersectorial que tuviera cuando se creó como Odeplan.

Implica también hacer más operativas en el nuevo Ministerio del Medio Ambiente las facultades de la CONAMA, que muchas veces debe subordinarse a Ministerios sectoriales. Chile está intentando ingresar como miembro pleno de la OCDE. Este organismo entregó un informe en el que se plantean 52 recomendaciones a conseguir en materias ambientales para considerar a nuestro país en este club de países de mayor desarrollo (Anexo 12).

Por último, una reforma política debe garantizar no sólo un adecuado equilibrio de los poderes del Estado, sino también un adecuado equilibrio político entre las Regiones.

En suma, se debe lograr que las políticas sectoriales converjan en el logro de los grandes objetivos nacionales. Las políticas sectoriales no son un fin en si mismas, sino que deben ir en una dirección que conduzca a una mejor calidad de vida para los chilenos.

Entre otras leyes debería modificarse las leyes Municipal, para contrarrestar el poder de los Alcaldes y fomentar la participación ciudadana y de los Concejales, así como considerar gobiernos metropolitanos que excedan el ámbito comunal, la Ley de Urbanismo y Construcción, para incorporar con mayor fuerza la participación, las consideraciones geográficas y garantizar derechos urbanos (Anexo 4) y humanos esenciales como el de la luz solar (considerando la distinta posición del sol a lo largo del Territorio y durante las diferentes estaciones del año) y las vistas (Cordillera, mar, lagos, ríos, volcanes, etc.) y dictar una buena Ley de Participación Ciudadana que garantice que la participación no sea sólo una formalidad. Es sintomático que el único derecho legal que tienen las Juntas de Vecinos es a ser informadas para modificar un Plan Regulador o para otorgar una Patente de Alcoholes; sin embargo la opinión que emitan no obliga a nadie.

Planteamos a la ciudadanía de Chile vivir en una sociedad que respete la naturaleza y con ciudades que permitan interactuar a una escala humana. Queremos ciudades integradoras, con vida comunitaria, con respeto a las personas, con participación social, con calidad de vida, solidarias, seguras y amables.

Alejandro Jiménez Michaelis

Versión 2.2. Diciembre de 2007


Para ver anexos, dirigirse al siguiente enlace: http://docs.google.com/Doc?id=dfgs65cb_0cc4vbzcf