lunes, octubre 08, 2007

COMUNAS CORDILLERANAS FRONTERIZAS

Me ha causado indignación el reciente reportaje de “Informe Especial” sobre Lonquimay. Indignación porque es absolutamente cierto. No es posible que todos los años escuchemos los mismo lamentos y solo se actúe ante hechos consumados y con el objeto de paliar las situaciones que son absolutamente previsibles que se produzcan todos los años y que, por cierto, se agravan con los terremotos blancos que regularmente se dejan caer.

Deseo plantear mi modesta opinión de alguien que conoce la zona y que ha tenido la suerte de tener una mejor formación que los modestos pehuenches que sufren las consecuencias de políticas inexistentes o mal enfocadas. No es aceptable que cada cierto tiempo escuchemos a personas de distintas comunidades que izarán banderas negras o de otras naciones porque se sienten excluidos.

Si fue posible que frente a una situación especial como la de la Isla de Pascua se le diera condiciones especiales de gobernabilidad, si eso mismo se hizo frente a la situación de Colonia Dignidad, no veo razones para que no se nombre una autoridad especial que solucione de una vez por todas la situación de las comunas fronterizas de Lonquimay y Curarrehue, en la Región de la Araucanía.

Los aspectos a considerar son, entre otros, los siguientes, y deben ser abordados en esta época, en que mejoran las condiciones de tiempo, para evitar nuevos inviernos de desesperanza para estos compatriotas y para evitar que estas zonas se sigan despoblando.

Transporte y vías de comunicación. Sabiendo que gran parte de las vías no son viables durante el invierno se debe estructurar un sistema compuesto por las vías que se deben mantener operativas y un sistema de transporte con trineos que permitan llegar hasta el último habitante de la zona. Asimismo, se debe dotar de comunicación telefónica a cada habitante.

Salud. Es imprescindible mejorar la capacidad de respuesta de los policlínicos rurales que quedan aislados, de tal forma que puedan responder a las principales necesidades de salud de sus habitantes, sin que tengan que recurrir a los hospitales. Las rondas deben realizarse con trineos. En el aspecto salud también debe considerarse el aspecto de alimentación de los pobladores que debe diversificarse más allá del pan, té y piñones y el vestuario.

Forraje y atención veterinaria. Siendo la crianza de animales el principal sustento de estas comunidades es necesario preocuparse del forraje durante la época veraniega, al igual como se hace con la leña. Esto implica tener depósitos disponibles en la zona, para no tener que depender de la llegada de camiones por caminos intransitables. Implica también tener médicos veterinarios disponibles para acudir con trineos a las consultas.

Normas de construcción de casas y cobertizos. Se debe poner especial énfasis en la corrección de los sistemas constructivos que se utilizan. Incentivar el uso de techos con mucha mayor pendiente, para no ser colapsados por la nieve, incentivar el uso de 2 vidrios o termopaneles en las ventanas, enseñar normas de aislación, instalar puertas ventanas en techos o segundos pisos a fin de no desgastarse en despejar la nieve todos los días. Lo mismo vale para mejorar la calidad de los galpones para guardar forraje, leña y guarecer animales.

Asociatividad y creación de fuentes de ingresos alternativos. La asociatividad debiera permitir mejorar las condiciones de vida de las personas por medio de planes de formación y mediante la creación de empresas que comercialicen los productos, tales como piñones y animales, a la vez que compren en mejores condiciones. Los ingresos alternativos deberían girar en torno al turismo rural y de invierno. Esto podría implicar aprovechar aguas termales, rutas de trineos, patinaje sobre lagunas congeladas, etc.

Alejandro Jiménez Michaelis